jueves, 25 de septiembre de 2008

NAUSICAA del CARIBE

por Mónica Wooley

Cuentan que en aquel barco viajaban un grupo de piratas con un gran tesoro de monedas de oro.Luego de varios días de navegar por las profundas aguas del mar, una noche,una gran tormenta se desató.Bajo las órdenes del capitán Pata de Palo los piratas elevaban y bajaban velas,pero por más esfuerzo que hacían no lograron combatir aquella tormenta.Fue así que aquella navegación se undió y con él sus ocupantes.Sólo uno de ellos logró sobrevivir a la tragedia,Ulises,que agotado por lo acontecido se quedo dormido en las arenas,entre los matorrales.Por esos días Nausicaa,una bella jovén hija del magnánimo Alcinoo y de Arete decidió junto a su amiga ir a lavar sus ropas al mar en companía de sus criadas,a las que les daba órdenes y ellas obedecían.Mientras las criadas lavaban las ropas,Nausicaa contemplaba el bello paisaje.Luego almorzaron y jugaron con una pelota que iba de un lado para el otro hasta que quedo atascada entre unos matorrales.Ellas corrían en busca del balón,pero justo allí entre las plantas se asomó un hombre robusto que estaba desnudo.Todas corrieron despavoridas,asustadas,Nausicaa quedó inmóvil frente a aquel hombre que dijo:-No temas soy Ulises y he sido víctima de un naufraguio y con dulces palabras le pidió algunas ropas para cubrirse y algo que comer.Nausicaa ordenó de inmediato a sus criadas satisfacer las necesidades de aquel hombre.Luego de finalizar la comida Ulises tomo el gran cofre de madera y se marchó.Dicen que desde aquel día Nausicaa no ha dejado de ir a aquel lugar con la ilusión de que aquel hombre,el amor de su vida, regresé en su búsqueda

Nausícaa

por MARÌA BRAMBILLA


-La docente decide contar una historia

¡Hola chicos - - ¿Què tal si vamos a sentarnos al patio?- - ¿Llevamos los almohadones?
- ¡¡¡Sì!!!!!!!!!!!!- dijeron los nenes.
Nos sentamos en ronda con los nenes de 2 año . Esto ocurrió hace mucho pero mucho tiempo es la historia de la hija de un rey llamada Nausicaa.
Era una hermosa isla llena de àrboles, flores de vistosos colores, pàjaros y loros que trinaban todo el tiempo.El sol cubrìa la isla con sus rayos de un calor agobiante.Nausicaa habìa ido al río a lavar las ropas de toda su familia.
Ulises navegaba cuando de repente su barco se hundiò en las profundas aguas , èl logra salvarse y aparece desnudo a orillas de un río.
Nausicaa llega al rìo a lavar en companìa de algunas criadas, -¡ Què hermoso lugar chicas ¡ dice una de las criadas -¡ay sì sòlo faltarìa encontrar un príncipe azul! dice Nausicaa.
Luego se ponen a jugar a la pelota a orillas del rìo y la misma se cae al agua, gritaban tanto las mujeres que lograron despertar a Ulises ,èste estaba desnudo asi que cuando lo vieron las criadas corrieron desesperadas Nausicaa quedò a su lado .
-¡Hola - -¿Quièn sos?- - Soy Ulises- - Tù seguramente sos una divinidad –
La niña quedò enamorada de aquel hombre desde el mismo instante que lo viò .Le prestò algunas ropas y alimentos.
Le diò mucha pena ver a aquel hombre tan sucio y con tanta hambre.
Cae la tarde y Nausicaa debe volver a la ciudad.
- ¡Agradezco tanto tu ayuda , me salvaste la vida no sè como devolverte este favor!-
Ella exhausta contesta -¡estoy feliz de haberte encontrado!-y diciendo estas palabras la niña le indica el camino del palacio.
Ella regresa a la ciudad retando a sus criadas por no haber ayudado a Ulises
Nausicaa pide a su padre casarse con Ulises pero èste ya era casado.

y colorìn colorado Nausicaa sòla se ha quedado.
-¿Les gustò la historia chiquitos?-

LA FEUCHA (segunda versión)

por Marisa Romero

Era una apacible tarde en la laguna de Chascomùs, estábamos todas como siempre, mis mejores amigas,querìamos hablar a la vez pues, después de una semana de no vernos tenìamos de todo para contarnos. Pero recuerdo, muy bien a Mariela porque su cara estaba desdibujada, triste, desconsolada. Todas nos dimos cuenta que algo pasaba y, como siempre Claudia no pudo evitarlo y le preguntò. Mariela comenzó a contarnos asì…
Dicen las malas lenguas, que en la ciudad de Mardel, sucedió que estaban de vacaciones Marta y sus primas,pobre Marta, tan feucha Estaban de vacaciones con toda la familia en una casa, en la playa , allì vivìan sus hermanos un poco especiales. Fueron Marta y su prima a pasear por la playa una tarde donde el sol calentaba la arena y decidieron andar descalzas, Marta estaba muy aburrida de salir y no encontrar al amor de sus sueños, pues siempre se le repetía el mismo sueño, el de un hombre atlético y hermoso que se le acercaba buscando su ayuda. Se sentaron mirando el horizonte, el mar estaba inquieto y escucharon, no muy lejos de allì, ruidos extraños entre los arbustos. Pronto apareció una sombra, Marta se levantò y fue hacia allì, para su sorpresa se encontraba un hombre semidesnudo y en su mano sostenía un papel, no era un papel cualquiera, era una revista de deportes. Ràpidamente acudieron en su ayuda; cuentan que este hombre era apuesto como pocos , ojos azules, su cuerpo bronceado y atlético. Poco podía decir porque estaba muy asustado. Lo llevaron a la casa, toda la familia lo recibió con cautela especialmente sus primos que son bastante raros, Marta estaba embobada le ofrecía alimentos , y sus cuidados. El pobre hombre agradecido con Marta la embelezò con sus palabras y sacando provecho de ello pudo quedarse un tiempo allì, hasta que todo pasò. Que pasò que el había escapado de la cárcel de Batàn y lo buscaban por haber robado un puesto de diarios.
Pobre Marta, quedò sola y triste, soñando con aquel musculoso hombre que, además de ser prófugo estaba casado.
Ahora estoy remal porque, Marta es mi prima se acuerdan y me invita a su boda que va a ser majestuosa y saben con quien? con Yavanovich el jugador de vóley, me quiero morir y yo que decía que era feucha.

POR DECISIÓN DIVINA

por Claudia Nájera


Por siempre, eternamente, ella, la de los ojos de lechuza, vela por su protegido, a quien esta vez ha enviado hasta la tierra de los feacios luego de que el temible Poseidón lo hubo revolcado en las aguas y profundidades del mar.
Ya más serena, al ver a Ulises descansando, envuelto por el candor que le ofrecen las hierbas, Atenea, la hija de Zeus, volve al Olimpo, desde donde ve con más claridad la situación y gesta así el resto de su labor.
Es allí, desde donde visualiza a Nausícaa, hija de Alcínoo, rey de los feacios, de hermosura celestial, durmiendo en su cámara escoltada por dos de sus siervas. Entonces resuelve embutirse en su sueño induciéndola a cumplir su quimera.
Nausícaa despierta sobresaltada, agitada, sorprendida, porque había soñado con la hija de Diamante, joven de su misma edad, quien azuza que tanto ella como sus criadas deben ir al río torrentoso antes del amanecer a lavar sus ropas, atormentándola con la idea de ser desdeñada por su pueblo por llevar sus vestidos sucios.
La bella princesa, corre por los corredores del palacio en busca de su padre, a quien sin contarle lo sucedido, pide que se le conceda un carruaje y mulas para cargar sus ropas hasta el río, ya que queda lejos del pueblo. Alcínoo no puede negarse y así lo ordena.
Despreocupadas y sin conocimiento del plan de Atenea, la de los ojos brillantes, las jóvenes de igual belleza, llegan a orillas del río, lavan las ropas, comen y beben y luego despojándose de sus vestimentas y vivándose entre ellas se bañan atraídas por la frescura del agua y se ungen con aceite sus blancos cuerpos.
Atenea, inquieta porque Ulises no despierta, guía a éstas a un juego de pelota en la rivera, mientras se les seca la ropa. Presurosa hace que una de las siervas no logre asir la pelota y corra tras ella gritando y riendo tan fuerte que Ulises despierta.
Desorientado, sin saber qué hacer, se pregunta en voz alta -como hablando consigo mismo-, si presentarse o no frente a esas personas; qué clase de gente viviría en esa tierra. En la confusión decide cortar una rama de uno de los más frondosos arbustos y tapando su virilidad, se levanta y se encamina hacia aquellas personas. Éstas al verlo salen horrorizadas corriendo por las márgenes del río, menos Nausícaa, que por decisión de la hija de Zeus, queda allí inmovilizada, impactada.
Ulises al ver que simplemente se trata de hermosas mujeres, resuelve presentarse, pero una vez ante Nausícaa se pregunta si aquel ser sería diosa y mortal y solamente atina pensar en halagar no sólo a la bella doncella, sino de hacerlo extensivo a su padre, madre, hermanos y aún más, al hombre que lograse llevarla a su hogar luego del matrimonio.
Pero estaba allí, parado, desnudo, sucio e impaciente, sabiendo que algo debía hacer para beneficiarse, pidiendo auxilio a una mujer sin asustarla con su historia. Pero… ¡qué hacer!, ¡qué decirle!
Atenea inspira a Ulises con dulces y sensatas palabras, que salen de su boca como hálito, para lograr convencer a Nausícaa de que lo conduzca hasta la ciudad y lo presente a las personas que pudieran ayudarlo a regresar a su pueblo.
_ ¡Ohhh, por los dioses del Olimpo! - dice poniendo cara de extrañado -, es que dejaron bajar una de su especie a la tierra de los mortales o me encuentro entre ellos?, o serás otra prueba más a vencer?
_ Otra prueba a vencer? - repite Nausícaa, mirando fijamente a los ojos del hombre que tiene frente a ella, y muy intrigada le pregunta- una prueba yo?, es que no sabes realmente ante quién te encuentras?
_Realmente no, pero sin ánimo de ofenderla confieso haberme quedado impactado ante inigualable belleza y sólo he pensado en voz alta -dice Ulises con gestos de gran preocupación.
_¿De qué prueba hablas? –insiste Nausícaa, curiosa como toda mujer.
_Sólo de llegar a salvo con los míos, esposa e hijo, los que no saben de mi infortunio - contesta Ulises dejando así en claro desde el principio, no tener otra intención para con ella.
_Pues, de ser así, debo llevarte ante mi padre, Alcínoo, el rey de los feacios, él sabrá qué hacer y de hecho, en poco tiempo estarás con tu familia - dice Nausícaa con la altivez de toda una princesa - pero para ello debes presentarte decorosamente.
_Que así sea! – responde Ulises decidido a dejarse llevar por la voluntad de Nausícaa, que no es otra que la de Atenea.
Así es, como maravillada, obnubilada ante este hombre, único, no por su desnudez, sino por la gracia dada por su protectora, responde con firmeza ordenándoles a sus criadas que lo bañasen en un lugar resguardado del río.
Ulises por pudor se niega y pide hacerlo por sí mismo.
La diosa Atenea, una vez más pone en juego su magia dotándolo con la gracia de un cuerpo más robusto y al presentarse ya limpio, vestido, con la cabellera y cuerpo librados del salitre y ungido con aceite, Nausícaa queda absorta, ensimismada ante semejante ser y sin querer, deja salir de sus labios una frase que, la que no deja nada librado al azar , hace que quede grabada en el pensamiento de Ulises.
_Mortal, yo te conozco, has estado en mis sueños… de no ser vos te aseguro que se te parece en demasía.
Ulises no dice nada, prefiere dejar pasar aquello como un cumplido y mira a Nausícaa con una expresión de desconcierto, como aturdido.
Atenea atenta a los acontecimientos, sigue minuciosamente los hechos, conduciéndolos a su antojo, ya que de cualquier modo debe completar su cometido.
Así, Nausícaa, la ninfa de los feacios, con la condición de que Ulises la siguiese junto a sus criadas, caminando detrás de la carreta, porque no sería prudente llegar con un desconocido y menos “encontrado” como regalo del mar, lleva al forastero ante los de su pueblo.
Desde lo alto, Atenea observa placentera su obra, porque como se lo propuso, una vez más, no sólo salva la vida de Ulises, por medio de Nausícaa, sino que logra comenzar otra historia enredando sus vidas.

martes, 23 de septiembre de 2008

Nausícaa

por Mirta Scaglia


Nausicaa esta durmiendo y asi entre sueños oye la voz de la diosa Atenea que bajo la figura de su amiga le dice:
- Princesa todo esta muy sucio. Debes recoger la ropa y sin demoras, acompañada de tus criadas debes lavarlas en el rio.
Esto traera buena aventuranza a tus dias venideros.
La princesa obedece. Convoca a algunas de sus doncellas y se dirige al rio.
Mientras Nausicaa frega los ropajes en las piedras algunas mujeres juegan a la pelota.
De pronto,escucha los gritos de sus esclavas y se pone de pie preguntàndoles que habìan visto. En ese momento logra ver a un desconocido que intentaba cubrir su cuerpo desnudo con algunas ramas y hojas.
La princesa asombrada y muy atraida por este extranjero, prontamete le pregunta:
- ¿Quien eres? ¿como llegaste aqui?
- Soy Ulises de Grecia. He sufrido un naufragio al salir de la isla de Calipso.
Poseidon hace lo imposible para impedir mi retorno. Ahora dime: ¿Que clase de diosa, divinidad o ninfa eres?
Otorgame tu gracia y concedeme un glorioso descanso ya que me encuentro muy mal trecho.
Nausicaa seducida por las dulces palabras lo asiste y le indica el camino hacia su reino. Ella ira mas atras en el carruaje con sus damas.
Ulises es muy bien recibido por el rey.
Al poco rato llega nausica y le dice a su padre:
- Padre, nunca te he pedido nada...pero hoy he conocido al noble ulises que ha cautivado mi corazon. Deseo tu permiso para casarme con el.
Pero Ulises rapidamente interrumpe el dialogo:
- ¡Honorable rey! la peticion me halaga pero no puedeo aceptarla, ya que tengo una esposa y un hijo esperandome en Itaca.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Nausicaa en el hospital

por Ana Pérez Cazal

Camila estaba, otra vez, en el hospital. Había llegado allí al atardecer de ese día lluvioso de Julio, cuando Carmen estaba a cargo del grupo de enfermeras del sector de pediatría. A las once de la noche, habiendo culminado el turno, entraron, silenciosas, las enfermeras de la noche y, entre ellas, Alicia que al caminar por el pasillo giraba la cabeza en la puerta de cada habitación y retrocedió dos pasos para observar desde el umbral, el interior de la nueve, que estaba iluminada sólo por la luz del pasillo. Retomó su camino hacia la sala de enfermeras como si en los pies llevara zapatos de cinco kilos y se cruzó con Carmen, a la que sólo se le veían los ojos porque llevaba la cara tapada con una bufanda verde, un gorro de lana gruesa color gris, piloto y un paraguas.
-¿ A qué hora llegó Camila?- la detuvo Alicia.
- A las seis.
-¿ Y la madre?
- Esta vez vino sola. El chofer de la ambulancia le dijo a Roberto que la madre tenía que trabajar y el padre llega recién mañana.
- ¿Hay novedades para ella? ¿Llamaron?
- No sé, hablá con Gutiérrez- dijo Carmen mientras se alejaba apurada, enajenada.
Alicia se detuvo nuevamente, en el pasillo, pero esta vez se recostó en el marco despintado de un pequeño ventanal mirando las azoteas de los edificios apenas iluminadas por el mercurio de las calles. Y permaneció ahí por escasos minutos.
Al llegar a la sala de enfermeras se escuchó el timbre y el tablero se iluminó en el nueve. Alicia respiró como si no le alcanzara todo el aire de la habitación y exhaló un lamento que parecía brotar de las entrañas.
Cuando entró en la habitación escuchó su voz, entrecortada y más débil que la otra vez:
- Llegaste. Te estaba esperando.
Alicia se inclinó y le dio un beso en la frente. Camila continuó:
-¿ Me vas a contar otra historia?
La enfermera acercó una silla de un rincón oscuro de la habitación y se sentó diciendo:
- Preparate que voy a empezar:
“Era de noche, en una habitación del palacio de Alcinoo. La brisa tibia impulsaba el lánguido lienzo de la ventana que parecía danzar enredándose en los sueños de Nausicaa, una princesa muy joven de pelo largo y gran belleza, que dormía en su cama.
Nausicaa soñaba que su amiga, le aconsejaba que tuviera bien limpios sus vestidos porque pronto iba a enamorarse y sería importante que el hombre que le interesara pudiera verla radiante.
En la mañana Nausica se despertó dispuesta a lucir más linda que nunca y corrió al encuentro de sus padres a quienes solicitó permiso para ir, con las sirvientas, a lavar la ropa de la familia en el río. Su padre consintió su pedido e inmediatamente dio la orden a los criados de que le proporcionaran el carro y las mulas.
La doncella partió con sus esclavas llevando los vestidos, abundante comida, un saco de cuero repleto de vino y aceite para ungirse la piel.
Al llegar al río lavaron los vestidos y los tendieron a la orilla para que se secaran al sol. Luego almorzaron y jugaron con una pelota. La tarde encontró a las muchachas muy animadas, las risas se parecían a los alborotados trinos de los pájaros cuando regresan a sus nidos al atardecer. Ya se disponían a volver al palacio cuando se presentó ante ellas un hombre joven, robusto, desnudo y con aspecto de mendigo. Sus cabellos lucían opacos y enredados, su piel rojiza y reseca. Las doncellas, al verlo, corrieron hacia la rivera por temor, pero Nausicaa,, permaneció inmóvil frente al muchacho invadida por una repentina curiosidad. El hombre dijo:
- No te asustes, me llamo Ulises y estoy aquí porque he sufrido un naufragio. Hace varios días que todo lo que me sucede es desafortunado pero me he despertado al oír sus voces y cuando te he visto he sentido que mis días terribles han terminado. Eres tan bella que puedes distinguirte de las demás como una rosa en medio de la hierba silvestre y además tienes la bondad de prestarme atención a pesar de mi aspecto desdichado lo que demuestra que tienes un corazón sensible.
Con mirada suplicante solicitó a Nausicaa que tuviera la bondad de concederle alguna vestimenta y guiarlo a la ciudad donde ellas moraban para hallar la forma de volver a sus tierras.
Nausica presa de la fascinación dijo:
- No veo por qué podría negarte lo poco que me pides. Tu historia ha llegado a mi corazón.
Nausicaa ordenó a las sirvientas que le proporcionaran ropa, comida y bebida al huésped; y como él había permanecido largo tiempo en ayuno, comió con voracidad.
La princesa había quedado prendada por el joven náufrago pero mientras lo contemplaba, invadida de admiración, imaginó que si lo transportaba en su carro a la ciudad y la veían llegar con un forastero, los feacios supondrían que no consideraba dignos para contraer matrimonio con ella a los hombres de la ciudad. También pensó que su padre sentiría ira y consideraría insolente al joven que se atreviera a presentarse con su hija en el palacio y no le concedería la ayuda que necesitara para volver a su tierra.
Entonces ella le propuso que siguiera el carro que ella conduciría a la ciudad y que, al llegar al palacio se presentara ante su madre implorando su ayuda para cumplir sus deseos. Ella sabía que le iba a agradar. Ulises aceptó la propuesta; ella subió al carro, golpeó con el látigo las mulas y se alejó del río camino al palacio seguida por las sirvientas.
En el horizonte se recortaba la silueta de la ciudad de los feacios, mientras Nausicaa albergaba en su alma jubilosa ilusión. El enigmático acertijo de su destino le había develado una valiosa promesa de amor y felicidad. . .”
Alicia pudo darse cuenta de que Camila se había dormido con una incipiente sonrisa. Revisó la medicación de las dos pacientes de la habitación y salió.
Al día siguiente hubo reestructuración del personal y a Alicia le asignaron un nuevo sector de internación. Esa semana casi no tuvo respiro y cuando pudo llegar hasta el sector de pediatría, Camila ya no estaba. Alicia no preguntó.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Qué odisea

por Andrea Damario

Se corría un rumor en los pasillos del palacio,dos sirvientas susurraban lo que había pasado,hace dos meses,cuando Nausícaa fue a lavar la ropa al río. Desdea que era la que había ido con la princesa al,le contaba a otra -¿ Te acordás esa vez que Nausícaa soñó no se que cosa y se fue a lavar la ropa sucia al río? -Si me acuerdo que ella apareció...-Sí ,sí pero vos no sabés toda la verdad.-¿ Qué verdad?-Yo te voy a contar:Esa mañana cuando Nausícaa me pidió que fuéramos a lavar ,dispusimos una canasta grande con toda la ropa pero no solo la de ella sino la de toda la familia.Llegamos ,el día esataba precioso,el agua parecía un espejo,cristalina y fresca.Terminamos de extender la ropa sobre la hierba,para que se secara con el sol,mientras nos pusimos a jugar a la pelota,que iba de un lado para el otro,de repente se nos cae detrás de los matorrales.Todas corrimos a buscarla.Pero para sorpresa nuestra,vemos que entre las plantas se asomó un hombre,estaba desnudo,nosotras huimos despavoridas y nos escondimos.Pero Nausícaa no,se quedó perpleja ante semejante hermosura,porque no estaba nada mal el hombre,era esbelto,musculoso,rubio y de ojos claros.Como para no quedarse maravillada como Nausícaa.La envolvió con sus palabras,para que lo ayudara a conseguir un poco de comida y ropas,y la doncella así lo hizo.Lo llevó al palacio y en su carruaje,y a nosotras nos hizo ir atrás.Cuando estabamos cerca,el forastero se baja y Nausícaa también.-¿Y qué pasó?-No se ,pero desde ese día ella no dejó de llorar por ese amor.-Creo que el volvió a su casa y ella nunca le contó el episodio a sus padres .Luego de eso Nausícaa,llama a Desdea a los gritos y la charla es interrumpida.Desdea le dice,después te sigo contando porque todavía la princesa no sabe si dentro de siete meses ocurrirá una catástrofe en la familia.

Nausícaa

por María Cecilia Tijero

Se despertó de repente. Su respiración entrecortada se hacía notar ante el silencio de la noche. Suavemente, Nausícaa bebió agua y volvió a acomodarse entre las telas de su lecho. Esta vez, la luz de plata que ingresaba desde su ventana parecía acompañar sus sueños. Dulces y tranquilos sueños, dignos de una princesa.
Pronto, Nausícaa recibió los primeros rayos de sol sobre su rostro. No recordaba los avatares padecidos pero algo le decía que debía hacerlo. Decidida, corrió hacía la alcoba de sus padres. No le costó conseguir el permiso que deseaba. Se despidió apresuradamente y se marchó con una sonrisa guardada en el corazón.
El viaje no duró mucho. El paisaje y las voces de las criadas armonizaban el sinuoso camino. El río, a lo lejos, parecía respirar. Invitaba a soñar, a reír, a jugar… Casi con desesperación las sirvientas hicieron su trabajo para descansar. Mientras, Nausícaa caminaba y sentía el alma viva del lugar. De pronto, se oyeron gritos. Más gritos. El eco sobresaltó a la joven princesa. Su respiración se volvió entrecortada como la noche anterior. No sabía bien por qué pero guió su mirada hacia el lugar. Una atlética figura deslumbró su espíritu. ¿Quién era? ¿Qué hacía allí sin ropas? Inmóvil, vio como se acercaba. Su rostro apacible, la cobijó. Su voz, la sedujo. Su sonrisa, la enamoró. Parecía obra de Afrodita. Sin embargo, Nausícaa nunca supo que aquella noche fue Palas Atenea la que ingresó en sus sueños. Nunca sospechó de ella ni siquiera cuando vio partir a Ulises. Ni siquiera cuando su alma se desbordó de angustia al recordar a una tal Penélope.

Nausícaa

por María Cecilia Tijero

Se despertó de repente. Su respiración entrecortada se hacía notar ante el silencio de la noche. Suavemente, Nausícaa bebió agua y volvió a acomodarse entre las telas de su lecho. Esta vez, la luz de plata que ingresaba desde su ventana parecía acompañar sus sueños. Dulces y tranquilos sueños, dignos de una princesa.
Pronto, Nausícaa recibió los primeros rayos de sol sobre su rostro. No recordaba los avatares padecidos pero algo le decía que debía hacerlo. Decidida, corrió hacía la alcoba de sus padres. No le costó conseguir el permiso que deseaba. Se despidió apresuradamente y se marchó con una sonrisa guardada en el corazón.
El viaje no duró mucho. El paisaje y las voces de las criadas armonizaban el sinuoso camino. El río, a lo lejos, parecía respirar. Invitaba a soñar, a reír, a jugar… Casi con desesperación las sirvientas hicieron su trabajo para descansar. Mientras, Nausícaa caminaba y sentía el alma viva del lugar. De pronto, se oyeron gritos. Más gritos. El eco sobresaltó a la joven princesa. Su respiración se volvió entrecortada como la noche anterior. No sabía bien por qué pero guió su mirada hacia el lugar. Una atlética figura deslumbró su espíritu. ¿Quién era? ¿Qué hacía allí sin ropas? Inmóvil, vio como se acercaba. Su rostro apacible, la cobijó. Su voz, la sedujo. Su sonrisa, la enamoró. Parecía obra de Afrodita. Sin embargo, Nausícaa nunca supo que aquella noche fue Palas Atenea la que ingresó en sus sueños. Nunca sospechó de ella ni siquiera cuando vio partir a Ulises. Ni siquiera cuando su alma se desbordó de angustia al recordar a una tal Penélope.

sábado, 20 de septiembre de 2008

NAUSICAA

por Andrea Yael Rolón

Cuentan los que saben que Nausicaa era una bella joven, hija del rey de los feacios Alcinoo y de Arete. Una mañana Nausicaa despertó movilizada por el sueño de la noche anterior. Al encontrarse con una de sus criadas le contó lo que había soñado y estaba ansiosa por realizar.
- Anoche he soñado con Línala, mi amiga de la infancia, me recordó lo abandonadas que están las prendas de la familia. Pediré permiso para que hoy por la tarde vayamos al río a lavarlas.
La criada de acuerdo a lo que Nausicaa le había manifestado comenzó a preparar lo necesario para llevar en el viaje. Nausicaa pidió permiso a sus padres y luego marcharon durante todo el día con el fin de lavar las prendas de toda la familia.
Llegaron al río, lavaron las ropas, la extendieron sobre la hierba y mientras las prendas se secaban se dispusieron a jugar a la pelota.
- Hace cuánto que no compartíamos un momento como éste- comento Nausicaa
- Realmente es divertido, debemos hacerlo más seguido- contesto una de sus criadas.
Ni bien terminó de pronunciar estas palabras la criada pateo la pelota y ésta cayó directamente al río. Todas comenzaron a gritar y alborotarse. De pronto, Nausicaa observó que detrás de un árbol apareció la silueta de un hombre desnudo. Sólo estaba cubierto por unas pocas ramas. Las criadas huyeron espantadas, sólo Nausicaa quedó quieta, estática en su lugar, sorprendida por la figura de aquel hombre que recién aparecía
-Hola hermosa mujer – pronunció el hombre
-¿Quién eres? ¿Qué haces aquí y vestido de esa manera?
- Mi nombre es Ulises, de Ítaca, he sido víctima de un naufragio después de salir de la isla de Calipso. Luego de permanecer largo tiempo en el agua he sido arrojado, maltrecho, a esta isla que desconozco. Pero al encontrarme contigo creo que he llegado al Olimpo, hermosa dama.
Nausicaa se sonrojó, no sabía que contestar a los halagos que oía.
- No soy una divinidad del paraíso, mi nombre es Nausicaa, hija del rey de los feacios Alcinoo y de Arete.
- No pareces una mujer común, como las que he conocido, tienes algo especial, divino.
- Debes tener hambre después de haber pasado por un naufragio. Ven siéntate aquí que tengo frutas y provisiones para convidarte.
Nausicaa convidó con los alimentos que habían traído a Ulises y luego se dispuso a reñir a las criadas.
- Mujeres tontas, qué se les ha cruzado por la cabeza para desatender así a un enviado de nuestros dioses…
- Pero Nausicaa mira su aspecto, sus intenciones…
- Sus intenciones son buenas, sólo ha sufrido un accidente, lo cual justifica su aspecto. Si en vez de juzgar sin saber lo hubiesen escuchado sabrían que es una buena persona.
Las criadas avergonzadas le pidieron disculpas a Nausicaa y se dispusieron a recoger las prendas, pues ya estaba anocheciendo y era hora de regresar.
Nausicaa antes de volver al palacio, indica a Ulises el camino al mismo, allí lo esperará. Ella y sus criadas regresan en los carruajes en los que han ido al río.
A la mañana siguiente, Nausicaa amaneció contenta, por lo que había vivido el día anterior.
- Recuerdas al hombre que hemos encontrado ayer?- pregunta Nausicaa a una de las criadas.
- Por supuesto, qué sucede?
- Estoy enamorada de él, de su aspecto de héroe, de su voz… de todo.
-Nausicaa… crees que tú padre lo aceptará cómo tu esposo?
- Si, él quiere mi felicidad, y Ulises es el único que me la dará.
Dicho esto Nausicaa se retiró salticando por el pasillo principal del palacio, creyendo que su sueño se estaba por cumplir, por hacerse realidad.
Nausicaa esperaba que Ulises esa noche regrese, y así lo esperó durante las noches que siguieron. Sin saber que Ulises nunca lo hará. Lo único que le queda de él es su heredero.

viernes, 19 de septiembre de 2008

PRIMIER AMIOR

La matinana pistaba belísima, el silencioto del amanequer era profundo, incenso, pero a la vez, sutil, infiniso… El solso estaba resplandeciente, ni una nubeta había en el claro y celeste quielo, era el día perfecto… hoy siji, hoy al atardequer lo vebría llecar, como todos los disas, desde el otonio; tan diulce, tan rublio, tan belo, tan alto, es él, sin duscas, el amior, me lo dice mi coración, me lo dice el airbre, me lo dicen los pájarros, me lo dice cada día que pasta el hobróscopo del diabrio que compra mi mamana… lo jurro por la sus que me insumina. ¡Es que tengro 14 abnios!, ¿cómo no vroy a creder en el hobróscopo? …

Es él… cuando llesquen las 6 de la tarbre yo entrabré a la escuebla y él estabrá ahí, juguetebando con sus amirdos, yo pasabré y lo mibraré, y él me mibrará, y luego…

_ Maltena!!!! Ya amanequió, levrantate que tenés que ir a la escuebla…

_ No!, no!, no!, no quierso; quierso seguir durmiendo, má… derjame, dale, derjame… no sabrés todo lo que estoy soniando…

jueves, 18 de septiembre de 2008

El narrador: deberes y derechos

Preámbulo
Quién es narrador y cuáles son sus deberes y derechos? El narrador (o narradora) es aquel que cuenta historias y reelabora mitos, junto a referentes simbólicos compartidos --o al menos conocidos y, si se da el caso, puestos en discusión—por una comunidad. Contar historias es una actividad fundamental para cualquier comunidad. Todos contamos historias, sin historias no seríamos conscientes de nuestro pasado ni de nuestras relaciones con el prójimo. No existiría la calidad de vida. Pero el narrador hace del contar historias su actividad, su especialización ; es como la diferencia entre el hobby del bricolaje y la labor del carpintero.El narrador recupera --o debería recuperar-- una función social parangonable a la del griot en los poblados africanos, a la del bardo en la cultura celta o a la del aedo en el mundo clásico griego.Contar historias es una labor peculiar, que puede comportar ventajas a quien la desarrolla, pero es siempre un trabajo, tan integrado en la vida de la comunidad como apagar incendios, arar los campos, atender a los discapacitados...En otras palabras, el narrador no es un artista, es un artesano de la narración.

Deberes
El narrador tiene el deber de no creerse superior a sus semejantes. Cualquier concesión a la obsoleta imagen idealista y romántica del narrador como una criatura más sensible , en contacto con una dimensión del ser más elevada, incluso cuando escribe sobre absolutas banalidades cotidianas, es ilegítima. En el fondo también los aspectos más ridículos y chuscos del oficio de escribir se basan en una versión degradada del mito del artista, que se convierte en divo porque se cree de algún modo superior al común de los mortales , menos mezquino, más interesante y sincero, con un cierto sentido heroico, pues soporta los tormentos de la creación. Que el estereotipo del artista mortificado y atormentado despierte mayor interés en los medios y tenga mayor peso de opinión que el esfuerzo de quien limpia las fosas sépticas nos hace comprender en qué medida la actual escala de valores está distorsionada. El narrador tiene el deber de no confundir la fabulación, su misión principal, con un exceso de autobiografismo obsesivo y de ostentación narcisista. La renuncia a estas actitudes permite salvar la autenticidad del momento, permite al narrador tener una vida que vivir antes que un personaje a interpretar por coacción.

Derechos
El narrador que cumpla con el deber de refutar los estereotipos citados tiene derecho a ser dejado en paz por los que llenan el puchero propugnando esos mismos estereotipos (cronistas de sociedad, correveidiles culturales, etcétera...). Cualquier estrategia de defensa de las intrusiones debe basarse en no secundar la lógica. Quien quiera actuar como un divo, posando en absurdas sesiones de fotografía o respondiendo a preguntas sobre cualquier tema, no tiene ningún derecho a lamentarse por la intrusión. El narrador tiene derecho a no aparecer en los medios de comunicación. Si un fontanero decide no salir, nadie se lo echa en cara o lo acusa de snob. El narrador tiene derecho a no convertirse en un animal amaestrado para actuar en salones o para ser objeto de gossip (chismorreo) literario. El narrador tiene derecho a no responder a las cuestiones que no considere pertinentes (vida privada, preferencias sexuales y gastronómicas...). El narrador tiene derecho a no fingirse experto en ninguna materia.El narrador tiene derecho a oponerse con la desobediencia civil a las pretensiones de quien (editores incluidos) quiera privarlo de sus derechos.
Wu Ming, verano 2000

domingo, 14 de septiembre de 2008

LA FEUCHA

Era una apacible tarde en la laguna de Chascomùs, estábamos todas como siempre, mis mejores amigas,querìamos hablar a la vez pues, después de una semana de no vernos tenìamos de todo para contarnos. Pero recuerdo muy bien a Mariela porque su cara estaba desdibujada, triste, desconsolada. Todas nos dimos cuenta que algo pasaba y, como siempre Claudia no pudo evitarlo y le preguntò. Mariela comenzó a contarnos asì…
Dicen las malas lenguas, que en la ciudad de Mardel, Marta se acuerdan de mi prima,pobre tan feucha Estabamos de vacaciones con toda mi familia en una casa en la playa , allì vivìan mis primos un poco especiales. Fuimos con Marta a pasear por la playa una tarde donde el sol calentaba la arena y decidimos andar descalzas, ella estaba muy aburrida de salir y no encontrar al amor de sus sueños, pues siempre se le repetía el mismo sueño el de un hombre atlético y hermoso que se le acercaba buscando su ayuda. Nos sentamos mirando el horizonte, el mar estaba inquieto y escuchamos, no muy lejos de allì, ruidos extraños entre los arbustos. Pronto apareció una sombra, Marta se levantò y fue hacia allì, para sorpresa nuestra se encontraba un hombre semidesnudo y en su mano sostenía un papel, no era un papel cualquiera, era una revista de deportes.Ràpidamente acudimos en su ayuda, a me olvidè contarles que este hombre era apuesto como pocos , ojos azules, su cuerpo bronceado y atlético. Poco podía decir porque estaba muy asustado. Lo llevamos a la casa toda la familia lo recibió con cautela especialmente mis primos que son bastante raros, Marta estaba embobada le ofrecía alimentos , y sus cuidados. El pobre hombre agradecido con Marta la embelezò con sus palabras y sacando provecho de ello pudo quedarse un tiempo allì, hasta que todo pasò. Que pasò que el había escapado de la cárcel de Batàn y lo buscaban por haber robado un puesto de diarios.
Mi pobre prima Marta quedo sola y triste, soñando con aquel musculoso hombre que además de ser prófugo estaba casado.
Ahora estoy remal porque me invita a su boda que va a ser majestuosa y saben con quien? con Yavanovich el jugador de vóley, me quiero morir y yo que decía que era feucha.

MARISA ROMERO

NAUSÍCAA EN EL ARTE

Revisando en internet, encontré varias imágenes de la historia de Odiseo (Ulises) y Nausícaa de diversos pintores de distintas épocas. ¡Y hasta un dibujo animado japonés! Tal vez las imágenes contribuyan a la historia que están contando.
Gabriela






NAUSÍCAA


Nausícaa es la protagonista de una de las más célebres leyendas narradas en la Odisea. Es la hija del rey de los feacios, Alcínoo, y de Arete. De ella se sirve Atenea para lograr que los feacios suministren a Ulises los medios para regresar a Ítaca. En efecto, Ulises ha sido víctima de un nuevo naufragio después de salir de la isla de Capilpso. Tras largo tiempo de sostenerse en el agua, ha sido arrojado, muy maltrecho, a una isla que desconoce, y se ha quedado dormido en un bosque, a la orilla de un río. Durante su reposo, Atenea ha enviado un sueño a Nausícaa. La doncella ha soñado que una de sus amigas le reprochaba su descuido y la estimulaba a ir cuanto antes al río, a lavar la ropa de toda su familia. Por la mañana, Nausícaa pide a sus padres permiso para ir a lavar; ellos se lo dan de buena gana, y la joven se marcha para todo el día, acompañada de algunas criadas, en un carruaje tirado por mulas. Las muchachas lavan la ropa, la extienden luego sobre la hierba y, mientras se eca, juegan a la pelota en la orilla. De pronto, el balón se les escapa y cae al agua; ellas
lanzan un grito, que despierta a Ulises. Éste, que va desnudo, se cubre rápidamente con ramas y se presenta a las muchachas. Las criadas huyen espantadas; sólo Nausícaa permanece quieta, y a ella se dirige Ulises con hábiles palabras, simulando tomarla por una divinidad o una ninfa del río. Nausícaa le contesta y le promete su ayuda. Le da de comer, le presta sus ropas, riñe a sus criadas, las avergüenza por su miedo y por haber escapado en vez de acoger a un huésped enviado por los dioses. Al caer la tarde, Nausícaa piensa en volver a la ciudad; indica a Ulises el camino de palacio, ella regresa en el carruaje con sus sirvientas. Su papel ha terminado. Pero en el fondo de su corazón la han impresionado el infortunio y, sobre todo, la belleza del héroe. Se confiesa a sí misma que le gustaría mucho por marido, y Alcínoo está dispuesto a otorgárselo. Pero Ulises está casado en Ítaca; debe marcharse y no hay que pensar en bodas. Y aquí termina el episodio.
Los mitógrafos han imaginado que, más tarde, Telémaco casó con Nausícaa, y que de este matrimonio nación un hijo llamado Persépolis.

(del Diccionario de mitología griega y romana de Pierre Grimal)

viernes, 12 de septiembre de 2008

11 DE ABRIL

Estoy llamando hace rato. No contesta. Tiene que ponerse el odivesti rosa y la camrape de cuero que tendrá la etriquetis aún. Le va a quedar muy bien,en esta ocasión tan especial para su hijo. Intento nuevamente.. y nada. Ya es muy tarde...Pero igual sigo insistiendo porque sigo pensando en la comuncritis de Beto.¡Me aercudo cuando nació.! Siempre estaba recostranquis en ese "Bebesit" celeste. ¡Todo andblo como gelatina! ¡Qué chiquito era! Y su drame y su drapa pegados a él sin saprarse un momento. Y así queresteció! Una vida ratrada de todo y de todos. Y a la vez que querestecía, una madurez sobrenatural lo envoltraba. Y vinieron mis hijos, y se meztuclaron. Pero Beto siempre en su mundo recubierto de una cáscara protereica, iteranable, itrudestible....No contesta...Introsqui una vez más porque quiero que ella se ponga ese odivesti. ah! y esa camrape de cuero que todavía no estrenó!Seguramente han salido....Ya es muy tarde. Me voy a destrunir.La sif de la luna se filtra por la transventisca cuando abro los ojos, porque el talanfaste me hizo trastar el corazón. Las dos de la mañana, alcanzo a ver.-¡Atendé vos! Atendé vos! A mí me trumba demasiado la mano, como si un sofosón interno se apuntecara de mí.-Hola!, sí...sí...soy yo! (Las luces del living se encendieron). -¿Cuándo?...¿Los dos??..¿Seguro que los dos...???...Y...¿Beto?...Bueno, bueno...El piso está frisi, muy frisi cuando mi erpocus resbalando por la pared llega a él. El corazón se desangra irremediablemente. El escalofrisi lastima, lastima el tramal.
-No le avises a Claudia. No quiero que se entere. Que nunca se entere. Desde los doce compartimos las tres, cada segundo de nuestras vidas...Y ahora,... en este instante destrágico, prefiero que Beto también se muera.


Silvana Recarde-

jueves, 11 de septiembre de 2008

La mariclosa colorienta

A mariclosa le agradaba mariposearse por floruncus y cirilescos aromatosos. Birliteaba por aquí y allá. Era mediañica, coloratosa y gradazcacía diasca tras diasca de enarbolarse por los verderescos roscosendeles.
Una mañanica privilirica mariclosa birliteaba risquisueña por verderoscos roscosendeles. De uniscono insteriqui a otro un rafrascosón atrarró a mariclosa.
Desespezanada y angustizada ribococleta de un rincón a otro busicando un hoyuelo por donde erascubillirse al fuererior.
Diasca tras diasca mariclosa rifiñicaba por enariclarse por aquellos verderoscos roscoselos. Mariclosa descondodía que su atraporosa fue propituada por un niñico que solo decirilia obrotar su apariquitiensa coloratosa.
Pasados sólimientos triquitisinos diascas, el niñico obrotador, decidirio liberatear a la mericlosa mediañica y coloratosa que ofuñicada peresquecia en el rafrascosón.
Mariclosa al esinitar que la tapaseosca deseriñaba del rafrascosón preparosvó hacia la salidicueta, rifiñacateando y perapiliqueteando de rascaslegrisolía.
De ese diasca mariclosa vueliquetea rascalegrisolia entre los floruncus y cirilescos aromatosos que tanticoso le agradazcasen.

Andrea Yael Rolón

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Un día de yapala

Era una manimba de sol, después de muchosa chusimasca. Decidieron con la familia ir a la yapala. Prepararon todo lo necesario para kartabatear. Los chilonquetes voluteonaban por el departamento, estaban tan ansiosos que enfufarraban a la señora Mora. Al fin consiguieron organizarse y partieron. Cada uno, con algo en la mano, claro, solo el señor Trotazo y la señora Mora, porque los chilonquetes parecian ir de compras.
Al fin llegaron a la tan solpipopeada yapala, cancinados, cancinadisimos de caminar tan solo dos cuadras.
- Gusguchi, re gusguchi- refunfuñaba la señora Mora.
La arena mimirillaba en sus zapatillas. Los niños lloryisqueaban porque no podian pisar de tan tutorosa que estaba la arena.
El señor Trotazo buscaba lugar para encicerrar la sombrilla. Cuando lograron apropincuarse, un fortifero venivero, soflono todo y la familia quedo facineteada,
volviendo carimegleados al departamento. Y así terminó el día en la mas fonforroñosa yapala.


Ercilia Scaglia

KUSH_KUSH

Y sí¡, llegó la noche y kush-kush se encontraba otra ves sólo, con su compañía, con la tristeza que lo invadía recordando a su a amor la kush- kusha, que los había abandonado aquel verano más lluviosos del año.
Dejó el mate sobre la mesa, se saco las botas y las colocó debajo de la cocina a leña, que ardía al igual que la herida que sufre el titiogé ante la impiedad del hombre, rasco su cabeza y con la mirada triste se fue a al cama. Le costo mucho cerrar sus ojos, ya que se empañaban con el recuerdo que aquella papaguacha había dejado en su corazón.
Mulineandocascaraypluma anunció el amanecer, kush-kush de un sólo salto piso el cemento helado, y se dispuso a preparar el pankrus de cada día y como al pasar de un suspicó se mandulo una galleta.
Ensillo el gatomisíl y se largo enchonchinchado al campo, hasta que el horizonte hizo de él un punto en la lomada de aquella región Pancrústica .
De pronto apareció en escena Pancruz, baqueano y conocedor de la zona; había algo en él que marcaba una tristeza extraña, disparada por la mirada que quiso ocultar, suspiro, y de un solo resople le dio la mas triste noticia que kush-kush, esperaba recibir.
_buenos dias, kush-kush¡¡¡ (dijo el hombre )
_buenos dias, respondio con la vos apagada del atardecer.
_tengo una mala noticia, la peor¡
_qué pasó?
_ esta madrugada, en el cardal de los Morongos han encontrado un cuerpo rancio, parece que es una mujer . he preguntao al oficial y me ha dicho que es de pelo rubio y que la cara no se vé por que la alimañas del lugar han hecho lo que la naturaleza les manda, yo la ví y aunque nofasereno vengo a buscarlo, para que lo vea.
Así tomaron cada uno sus riendas y doblaron el pescuezo de los picuñandos para retomar la ondanaza.
Al llegar kush-kush bajo ciego del gatomisíl y se lanzo sobre el cuerpo rancio de esa mujer, en ese momento, el viento se quitó de la atmósfera, los teros dejaron de anunciar la llegada de tanta gente y tiempo hizo un espacio ante tanto dolor.
Y sí¡ era su kush_kusha esa que había creado las noches interminables, y había de sus ojos un eterno empaño de sollozo.
En eso llega el intrépido oficial que le hace entrega entre sus manos del un pequeño cuerpo,
Con ojos inocente y casi sin llanto, era su hijo que había sido parido en su cuna de pajonal.
Ciego y enmudecido por la noticia kush_kush monta su gatomísil y sin una sola palabra abraza con fuerza aquella añepeque y deja que la lomada haga un punto nuevamente en el horizonte.


Cecilia Velazco

APPUNTAMENTO

Belinda, massibelli, se disporsi para adicur a su ruffioc. Arriba, se entasi despreocupada, pensando en el appuntamento de la onchen.
Tono sobre tono y las manos del ruffoic, la reinventan de nuevo. Massibelli, espléndida, sale a la calle y camina , se impapa del aire fresco,y sospira libremente.
¡Oh veellu! ¡mentencial – torre!- ¡No, no es posible!.
Belinda, ada- angusti, llama un taix, no responde, llama otros y…..no responden.
Poco a poco su look, va- jesal, se taplosa, pentagonoso y su tono sobre tono gocholaba sobre su remera de modal, blanca venus.
Belinda, apresura el paso. Nunca jamás le pasó tal percenca. Y entre la breduncena , que caminaba presurosa , sintió una mirada. ¡No puede ser! ¡Es el chamucho de la cita de la onchen!

Alicia .L.Alarcón

LA ARCHIFLETADA

Habìa una vez una piquìsima aldea manseriosa situada en lo alto de la montaña, allì solìan sus habitantes remonquitear hasta tarde, pues sus quehaceres eran muy simples sòlo había que archirempomporear.
Cierto dìa Angel y Luz tuvieron una brillante chista, preparar una archifletada e invitar a toda la aldea, pero tenìan que pedir ayuda, pues solos no podían. Convocaron a sus maxigos màs queridos y comenzó la reunión, todos opinaban, unos se dispusieron a buscar las chelotas frìas, otros cocinaron paparronas deliciosas, y otros decoraron con glaripondias graciosas y coloridas.
Anunciaron la gran archifletada por toda la aldea y como a todos les encantaba archirempomporear aceptaron rápidamente.
Y llego el dìa, pero para sorpresa de todos desde lejos se oìa un ronquitonear tan fuerte que todos se atremparon, no sabían que hacer pues nadie sabìa que era.Atrempados en sus copasas temporoneaban de miedo. El ronquitonear se acercaba y Angel se decidió a salir, tan abrumatadado como todos, cuando por fin pudo ver una muchedumbre de maxigos que subìan a la montaña sonando fuertemente sus ronquitonos trayendo chelotas, paparronas y glaripondias para la archifletada. Todos archirepomporearon catapuflitos hasta el amanecer compartiendo sus mejores bondades.

Marisa Romero

“Quiero un enlitex”

Ellos están ahí, en el lugar que les corresponde. Mario como todo niño curioso toma uno y lo ojea. Como recién está aprendiendo a leer en el jardín, solamente mira las imágenes y adivina lo que supuestamente dice en el texto. En un momento, la imaginación lo lleva a un mundo mágico, imagina historias de caballeros peleando por una princesa, extraterrestres que vienen del cielo en busca de humanos, historias de héroes que salvan la vida a personas buenas…
A partir de acá él crea un mundo distinto, un mudo que le pertenece y al que él pertenece. Lo primero que se inventa es un nombre y crea su propio lenguaje:
-Yo, Eredu, como todo curlec ojmir obsermiro todos los enlitex que hay en el lugar por curlec y otras porque la señorita narra historias. Pero lo que más me divierte es ojmir las imágenes y así adivinar lo que supuestamente dice el texvocon. Pero lo que me rapa la atención es un enlitex que nadie consulta. Este enlitex está en la primera fila, siempre en la misma posición, tiene un poco de tierra y telarañas, un lomo pasuelo, tapa padura y muchas páginas pachulas. Sin embargo, hay algo que me intriga. Quiero saber por qué a uno, ningún curlec lo consulta. ¡Le tendrán miedo! ¡Cómo le van a tener miedo si es simplemente un enlitex! aunque en los pasillos se comenta que cuando se arma ripea, él es el único que pone orden con su voz combrosa.
Ya estamos en el mes de Diciembre y como todos los años la señorita nos ayuda a escribir la cartita a Papá Noel. Todos los chicos están alborotados y comentan lo que le gustaría que les traiga. La mayoría de los varones piden pelotas, autos de colección, camiones, bicicletas, videos juegos… y las mujeres muñecas, juegos de mesa, pinturitas…Pero yo soy distinto, no me interesan esas cosas.
Mario salió del colegio y comenzó a armar el arbolito de navidad. Luego de terminar colocó en la mesita su cartita con anticipación. Cuando uno de sus padres vio que su hijo había dejado la carta, abrió el sobre y leyó lo siguiente: Querido Papá Noel: como todos los años te pido juguetes y ya tengo millones, te quería pedir si me podías traer un enlitex como el que está en la sala que vamos con la señorita. Firma Eredu. El padre asombrado de lo que había pedido su hijo y de cómo había firmado la carta, se lo contó a su esposa y empezaron la búsqueda, no precisamente del enlitex sino de un psicólogo.
Llegó el día más esperado para Mario. Como nunca se levantó temprano y lo primero que hizo es ir haber si Papá Noel ya había pasado. Miró hacia la mesita y vio un paquete que le llamó la atención porque era muy pequeño. Se acercó, rompió rápidamente el papel y se llevó una gran desilusión al encontrar un auto de colección como todos los años y no lo que el había pedido. En ese instante, sus ojitos se llenaron de lágrimas y culminó con un gran llanto porque fugazmente su mundo mágico desapareció…
- Nadie comprendió mi mensaje… yo solamente quería una enciclopedia literaria de textos.

FIN


Sabrina Mellera

Esa carolísima lieta

Esa noche, esa noche quedará grabada en mi memoria.
Recuerdo que éramos siete, siete u ocho, la cuestión es que menos de diez éramos… Y no los pudimos agarrar… Nuestro trabajo estaba en peligro por tres virdos que nos tomaban el pelo.
Y se gucaron nomás, racalon por la esquina y no los vimos más. Por suerte el Toto tenía una pacala, y les tiró un disparo, por lo menos se habrán asustado un poco.
¿Qué excusa le inventábamos al Jefe? El virdo era misigo y no nos iba a perdonar así nomás. Nos había dicho que quería la mose de esos tres cobardes y momósimos.
Algo teníamos que planear, alguna excusa se nos tenía que ocurrir.
Mientras caminábamos se me prendió la lamparita… Si! Se me ocurrió una lieta… Más que eso diría que era una carolísima lieta.
-¿Y si le decimos que nos nalaron uno y que por eso tuvimos que volver?- dije con soberbia, porque sabía que era el insilente.
Enseguida mis compañeros se rieron, entonces supe que lo hacían porque mi lieta era genial. No lo pensé más. Le saqué la pacala al Toto y gatillé. Se lo di justo en el medio del pecho al pobre, nunca había tenido tanta puntería.
La policía queló enseguida. Me detuvieron, no entendía por qué, yo sólo quería quedar bien con el Jefe.

Ana Laura Maquirriain

martes, 9 de septiembre de 2008

El Terroroso

Era una tarduzca de aquéllelas donde los arbolúsimos sacudían las hojaladas verdirillas. El cielo parestería negrulaceo y cartaciadísimo de nebelaseas blancusinas. De repente en la lejantía se escuchateaba unos tremendorosos estruelendos. La laguntiera se parastizó del horreror, la gentiarasa no destejaba de sorpreterse. Corriantía hacialistados como hormitescas al hormitero, de una puntiana a la otrolada. Bolaceban bizcocholos, termolates y hasta el abuelero que repotesaba en la sillestera rayolada. Claritísimo como no hacerloso porque atrasdela arbolejada del parquítilo de la laguntiera aparecitíasele un gigantolo jorejudo con aspectoso terroroso, que arremetíale con lo que encontrolose a su pasolado. Desesteperada la gentialusa aggarrolaba toda sus cosastadas y disparatelaban del lugar gritando. -!El jorejudo, el jorejudo!-. Todo quedolo desiertero, ni los arbolísimos se moviantrás semejantoso horrotero. Entonceslo cuandotroso estaraba tranquilino, el jorejudo terroroso se sentólo con su termolate y vizcocholos, que la gentiarusa había dejastole con tan moñoso sustero por el enormero terroroso. Entónceles se sentósolo a disfrutar una tarduzca de aquéllelas en la laguntiera.

Andrea Damario

LA COMUNIROTA


Con un pequito papel de color, Martita salió esa diatreche de su casa. En ese papel llevaba cuenta de un sinfín de lugares donde debía llegar antes de la noche.
Martita era sumamente despisorientada; especialmente cuando andaba almidoronta y presionetada.
Subió a su moviuto y comenzó a dirimar, ojizando sin atendizar.
Repentinamente, nubras carbonizadas cubrieron el cielo de Calmirón y un lumibroso rayo azul partió el aire cayendo delante del moviuto de la mujoven. Como presa de un embrujo, la ciudad se quedó sin esquinas y las rectas calles de cemento se convirtieron en serpenteantes caminos que dirimaban todo dirino a su antojo.
Martita, presa del térrico, quizo frepar el moviuto para planirentar su rumbo. Pero al accionar el freparor, el moviuto quedó volarizando entre ondulantes e inciertos caminos como cintas aventizadas.
Dudando, introdujo la mano en su cartera y buscó su movilar para digitar el número de su amiga Sabrina, que era la más orgatódica y metizada de las personas que conocía y seguramente, algo sabría decirle.
Pero al marcar insosegadamente los números, algo salió mal y una voz extraña se escuchó del otro lado de la ranea.
- Hola- dijo una voz apedregullada y gravísima.
Martita no se alteró por la extrañeza, pensó que todo estaba descompuesto por la tormenta y seguramente también la ranea que sonaba arenizada. Por eso continuó con la comunirota.
- Sabrina, necesito tu ayuda. ¿Sapiensás que pasa en esta ciudad? Estoy perdida, no llego a ningún lado, la tormenta… No encuentro la dirección que busco.
-¡ Debió ser más premisa, prominente despiorrada y no prorrogar prorrumpiendo con su impune prosodia!- contestó la voz, escandalizada.
- Disculpe. Creo que he disacertado al digitar – respondió Martita, ahora, abandonada a su suerte.
- Siendo así, está dirimada y si puedo aporentarla en algo…- contestó la voz apedregullada, ahora con un tinte agudizado.
Mientras esto sucedía, el moviuto andaba por lugares conocidos para Martita pero, sin tener ella, la posibilidad de adueñarse del rumbo. Aunque esa voz, en el movilar, ahora parecía dargalarle la tralma que necesitaba.
Martita, entonces, confió su suerte a la voz desaña y dijo:
- ¿Qué puedo hacer para llegar a mi dirino?
- Sólo llegan los que siguen el camino de la intuición, aunque poco puedan controlar- se escuchó a la distancia.
En ese momento, como si nada hubiese sucedido antes, el cielo se despejó; los últimos rayos de sol de la diatreche se posaron sobre las paredes más altas de los edificios y la ciudad de Calmirón, anocheció serena.
Martita, estacionada en crucillo, interrumpió la comunirota. En pocos minutos retomó, alerena, su viaje, pensando comenzar a apostar a la venturidad.

Ana Pérez Cazal

EL Netre

¿Por qué me ponía tan nerviosa cada vez que se hablaba de mi próximo traquen? Era uno más de todos los que había hecho, sabía todo; el destino: Mar del Plata, El fin: vacacionar con mi famosibro, la duración: una semana, el medio, el medio…..el netre
Un lunes cinco de enero del año 1998 hicimos todos los preparativos para el esperado traquen , esperado para algunos e inseguro para mí. Mi pomuina testificó que no faltara nada; las valijas, la plata, los documentos, la sombrilla, las cartas, las reposeras, etc. Hasta que llego la noche y fuimos a dormir.
En aquella madrugada vino a mí el maltotri recuerdo que me atormentó desde que me informaron de nuestras vacaciones. Ahí entendí por qué ese traquen me hacía sentir tan perturbada y comencé a recordar cada detalle:

Mientras bajuga en la plaza, ubicada frente a mi casa, con mis vecinos sentimos la jurte bocina del netre, como cada día, nos acercamos al borde de la vereda y comenzamos a salumano, pero…. Algo raro pasaba, un ruido escandaloso y refundo hizo que nos tapáramos los oídos y saliéramos recaminono hacia la otra cuadra paralela donde se encontraba mi pomuina que lo primero que hizo fue abrazarme y llevarme adentro de mi casa. No sabía lo que había pasado, como tampoco sabía qué era lo que habían hecho mis amiguitos. Mi pomuina salía y Paola, mi hermana bigmay, espiaba por la puerta para enterarse.
Aunque no había podido ver nada, lo presentía, días antes había visto por televisión el descarrilamiento de un netre y cuando al entrar a mi casa sentí las sirenas de las ambulancias y de los camiones de bomberos salí corriendo chocándome a mi hermana. Los policías habían cercado el lugar y solamente se podía vegecerca a unos cincuenta metros, distancia que alcanzaba para observar la más grande tragedia ocurrida casi frente a mis ojos. Veía como los pasajeros gritaban llorando y corrían de un lado hacia otro buscando a los familiares o tal vez sin rumbo. No todos corrían, por desgracia a algunos los veía quietos, inmóviles, muertos.
¡Qué tarde aquella!, qué tarde precisamente de verano, que se grabó en mí para que en ese momento, pasados 6 años no me dejara viajar en netre.


MARIELA VICENTE

La decisión de Simón

Flamachado en su gran dolor, estaba Simón sentado en el umbral de la puerta de su casa, con la popocha entre sus manos como queriendo yendecar su sentimiento, frente a una gran socora negra, cuando de repente tella a su memoria la cara de aquel pataso que le había dado el día anterior una tratis para el show, con una sondrota pintada pero de ojos profundamente yeques; sería que a él le estaba pasando lo mismo y le daba vergüenza decirlo? – se preguntaba Simón.
Sólo fueron necesarios unos pocos minutos para que por su popocha, se soclamaran muchas voces diciéndole “no importa, ya sos grande”, “es mejor así”, “te quedaba feo”, “tirá eso”. Pero Simón no pudo más, no quiso algabar más la necesidad de sentir aquella seguridad, así que…tomó coraje y sacó su chupete de la basura.

La grufami y el círculofebal

La grufami bitanvihan en una hermofiera charlagu. Es una najorda muy gloella
Todos los homujes nailas de sus cahogas para dismanzanear el purinobril circulofebal
que al apicase daofre gloelleza.
La grufami dismanzanea tambien por tanta gloelleza. Piandan por el quepar dever
a la esfruver del purinobril cículofebal y cuando el arrille martomar nuevamente a
sus cahogas alelices de dismanzanear clinas ajorno.
Nif

María Andrea Gil

lunes, 8 de septiembre de 2008

VIAJE ESPACIAL

El viaje, segun decian, tenia destino en Foraset.
Llegamos retrasados. Tardamos 25 segundos.
Amerrodizos, suerros y truncoletes nos recibieron mientras sumincaban y amercantaban en los camminos y las ferias del planeta dorado.
Un suerro elrgoludo hasta la cabeza y malolidoh nos dio alojamiento.
Por la noche nos quedamos mirando nuestra Tierra por la, segun llamamos nosotros, ventana; se veia blastemada por la oscuridad e iserata por las luces de las naves transportadoras.
Algunos habitantes nos enseñaron al otro dia a ozirizar los alimentos para poder comerlos y a navetalicar con la mente.
Cosas que nunca hicimos bien.


Mirta Scaglia

RATONSISÍMO

Esta es la historia de tres ratones,es una historia RATUNADA.Estos ratones vivían en una ciudad llamada CHASRATOMÚS,el ratón Ramón muy glotón,el ratón Roberto muy coqueto y el ratón Nicolas que no paraba de hablar.Estos ratones gordotes,panzones y bigotones vivían dentro de un hueco,sí alla ven donde esta ese AGUJERATÓN.Pasaban sus días haciendo RATUNADAS por aquí y ratunadas por allá.Pero un día decidierón sali de paseo a la CIUNRATÓN,rapidísimo se fueron a buscar sus mejores ROPATILLAS, se calzaron las MOCHIRRATONERAS y un su veloz AUTORATÓN se fuero a pasear.Primero fueron a ver El ratón Perez,película que estaba en la cartelera del cine.Se divirtierón a lo RATONSÓN.Más tarde las pancitas de los ratones comenzaron a sentir hambre,fue así que unas riquísimas HAMBURATONERAS se comierón.Y por último se fueron a un SPARATÓN,allí le limarón sus uñitas,emprolijaron sus bigotes y les blanquearon sus dientotes.Esa noche se fuero a descansar porque estaban cansadísimos de tanto pasear y pasear.Y entre ratón y ratón este cuento terminó.

Mónica Wooley

UNA MANA ESPECIGUAL

Trasmanía la mana apacible,en paz;matéabamos mis conchinches y yo, a la orilla de la gona.Reíamos a carcajadas de cada ocurrencia...Dede pronto apantan sobre la gona dos muchios fontes y delios, en una gad asha , dipontendo a quiar; se notaba por el uso del vocabiliario,que eran dos portineños.Uno de ellos bubio y masaculoso, se tira de cabeza al espejo gonanero;nada alejándose un poco para garrar la soga con el qui.El otro muchio, que maneja la asha,tarda en rancar y se escucha un gad grito, del muchio que estaba en el wawa._Dale shamale!! Rancá!!Y...rancan los muchios a quiar , alegrándonos los jojos.Volvemos a nuestra sarla, entretemidas,estrillantes..._Vamos a nadar ? dice Teté._Dale vamos! contestamos con una de mis conchinches.Y nos lanzamos de cabeza al wawa,difruticando del momento.Ya gotandas, encaramos la orilla,donde una ciana abatorrada de joyas y muy finela, se estaba metiendo al wawa.Pone su dicalado pie , pateando una gad pendra y alli nomás,comienza a garse.Corremos dentro del wawa,la alcanzamos y logramos sacarla de un pirón.Pasado el momento,nos tendemos disfruticando del sol.Así ,trasmañó esa mana especigual!!!
FIN

ANA MARIA MARTINEZ

domingo, 7 de septiembre de 2008

CUENTO CON PALABRAS INVENTADAS

Se oyó un fuerte ruido. Martín se sobresaltó. Estaba seguro de que venía de la calle. Intrigado abrió de par en par la ventana de la cocina. Primero se asombró. Luego comprendió. Una extensa columna de luciérternas avanzaba abrumando la avenida. No eran pocas. Unas cien, doscientas tal vez quichiflentas. El ruido que provocaban era penetrante. Goltaban sobre grandes tamboriles. Platillaban tapas alumínicas. Rumiaban refrescantes ronquidos en contra de la política de Estado de Bichópolis.
Martín observaba. Las luciérternas continuaban avanzando a paso pachado. Recansadas, repodridas y recachuladas de la situación, animaban al pueblo a unírseles en la protelga. En la plaza principal, los crustópodos más osados rechinchaban con crudeza las castañuelas caídas de los jacarandaes. De pronto, el sol enfureció. Languerreó sus rayos para hacer llorar al firmamento. Todo se volvió gris.
Angustiado, Martín no dejaba de ver cómo la columna estaba cada vez más cerca de su ventana. De repente, una luciérterna clavó su mirada sobre él y vociferó:
-¡El intendor! ¡Es el intendor! ¡Todos a él!
Y sin pensarlo dos veces, Martín tomó la decisión más difícil de su vida: cerró su viejo libro de cuentos.

M. Cecilia Tijero

CUENTO

arE anu derta saroluca. Sofìa bataes datasen jobade de un fronsodo droce.

Goal es viòmo treen sol medoshù tospas.Sofìa rriòco a rarmi què cedìasu ; no ol Diago recre , are un somoher rrochoca que ciaya doblantem y queandolloris.

tomò aun fumadaper sànaba y lo viòenvol .Gòlle a su saca ròprepa una nastaca còdamo y lo toacos, tòrco zostro de cafres nerca y se lo freociò, le chorroca bopro de doto , nerca y agua.

tosMinus màs detar guíenla mòlla la bretim rae un ñorse muy toal que ciade carbus un ñopeque toperri.

SOFÌA SINTIÒ QUE LOS MOMENTOS MÀS HERMOSOS DURAN POCO TIEMPO.


María Brambilla

sábado, 6 de septiembre de 2008

SIESTA

El sol calentaba las sienes, aplastaba los cuerpos inertes de los árboles, los animales y los campesinos.
La humedad entorpecía los movimientos lentos y pesados.
Mi tía, flaca y huesuda, me mandó a dormir la siesta; como siempre lo hacía.
El silencio y el calor extenuante debían ser los únicos testigos de sus amores con el comisario del pueblo: el viejo Romero.
Yo siempre dormía o hacía el que dormía...
Atontado, confundido, distraído, a veces, con mis revistas de caballos.
Pero esa tarde, los sonidos fueron diferentes, distintos, diversos, como muchos bultos golpeándose. Oía quejidos sordos y extraños. Sucedió tan rápido. La casa quedó en silencio otr vez.
Yo sabía que no debía asormarme al pasillo porque mi maldita tía siempre me lo advertía, con el rebenque en la mano.
A la tardecita, la negra Tomasa salió gritando de la casa alocadamente como si se la llevara el mismo diablo.
Alguien había asesinado a mi tía, ahorcándola violentamente.
"No me sentía muy mal. Ella era muy cruel y no sólo conmigo".
Romero, el comisario, gordo y feo, nos tomaba declaraciones a Tomasa, nuestra sirvienta de color, y a mí, de apenas diez años.
La pregunta llegó acompañada de una terrible presión y una mirada fulminante:
-¿ Vieron entrar a alguien en el cuarto de la señorita Mercedes Vidal Acuña esa tarde?
Tomasa me abrazó fuerte y se adelantó a mi infantil respuesta.
-No, no, no, comisario. Nadie acudía a la casa en horas de la siesta de la señorita Mercedes.
Lo tenía terminantemente PROHIBIDO.

Mirta E. Scaglia

jueves, 4 de septiembre de 2008

CONCURSO PALABRA DE MAESTRO


(hacer click sobre las bases para leerlas)